Se define y se conoce comúnmente como el equilibrio de cada persona, sin embargo, la propiocepción es la capacidad que tiene nuestro organismo para detectar cualquier tipo de movimiento, así como la posición de las articulaciones propias de nuestro cuerpo. Se requiere de esta capacidad para garantizar una buena estabilidad y coordinación en cualquier actividad de la vida diaria, y en mayor medida en deportes.
El sistema propioceptivo está compuesto por receptores que se encuentran en las articulaciones, músculos y ligamentos. Estos receptores mandan la información a la médula, y por vías ascendentes se transporta la información hasta el cerebro, el cual, lo interpreta y envía las señales adecuadas y adaptadas a dicha información sensitiva recibida. De este modo, los receptores son muy importantes en el movimiento, y de ahí la gran importancia de su trabajo y mejora en cualquier patología que afecte a la funcionalidad del paciente.
Importancia de la propiocepción
A continuación, se establecen algunas de las ventajas de tener una gran capacidad de propiocepción.
- Evita recidivas en patologías musculo-esqueléticas.
- Mejora la calidad del movimiento.
- Evita el mal funcionamiento de nuestro cuerpo, a nivel muscular y la tensión producida en los ligamentos que puedan ser dañados.
¿Cómo se trabaja la propiocepción?
Se trabaja con ejercicios específicos en los que se busca mejorar cualidades como el equilibrio, coordinación, fuerza y tiempo de reacción ante diferentes estímulos que provienen del exterior.
Todas estas cualidades tienen un objetivo común, que es el de conseguir una gran estabilidad a nivel de las articulaciones para poder realizar los movimientos de la manera más eficiente posible.
Es muy común que el trabajo de la propiocepción se lleve a cabo sobre superficies inestables como el bosu, plato de equilibrio para articulaciones como el tobillo, rodilla o incluso en patologías del hombro.
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